
Para estas fechas ya todos andan vueltos locos con el cierre de año, y es natural en el flujo de las empresas recopilar lo que se hizo y dar por terminada una etapa para poder tener control y avanzar a lo que sigue.
Así que vamos a hacer un ejercicio, tomémonos un respiro y veamos el balance general de nuestro año, ¿qué hicimos, qué logramos, qué nos faltó?, ¿cuál es la situación de nuestra vida en este momento?
A veces es bueno voltear un poco al pasado y darnos cuenta de que hemos cambiado, y felicitarnos por lo recorrido, por todos esas veces que sacamos un aprendizaje de un momento difícil y por todos los logros que nos pasaron desapercibidos en el día a día.
Quiero que medites con calma tres aspectos claves de tu vida: el laboral o profesional, el social y familiar, y el personal. ¿Estás listo?
Ahora piensa con respecto a cada una, qué ha ido muy bien este año, qué pudo mejorar y qué de plano no quisieras volver a vivir. Identifica bien esos momentos, ¿cómo te sentiste?
¿Has pensado en si ellos dependieron de ti?, ¿era tu responsabilidad hacer algo para aprovechar o impedir una situación?. Piensa un poco, y una vez que hayas respondido continúa preguntándote:
¿Qué voy a hacer ahora?
Viene otro año, y no sé cuál sea tu situación en este preciso momento, pero, ¿estás preparado para comenzar otra vez?, ¿tienes todos los recursos para lograr tus metas?, ¿qué hay de tu stock personal, tienes un cuerpo sano física y mentalmente?
Es momento de trazar nuestros planes a futuro reconociendo lo que queremos, lo que no, y lo que necesitamos para continuar. Arma tu balance y agradece a este año por todo lo aprendido.