¿Alguna vez te has preguntado algo así?, digo, a todos nos han enseñado que siempre es bueno ganar, y buscar el éxito, pero, la verdad es que a veces las cosas no son como uno desea, y no todo está bajo nuestro control; aún así, ¿cómo te enfrentas ante las pérdidas?
A las personas nos aterran las pérdidas, al grado en que decimos “mejor no me arriesgo”, pero, rechazar la pérdida es negar la posibilidad de ver algo en su espectro total, nos impide ver de forma objetiva las consecuencias de nuestras decisiones.
Equivocarse duele, pero es parte de la recompensa por nuestro esfuerzo, energía y tiempo que hemos dedicado. Siempre es posible encontrar algo positivo cuando tienes la óptica completa.
¿Cómo tomas una decisión?, ¿piensas los riesgos y las oportunidades?, si es así, ¿por cuánto tiempo?, ¿cuánto te demora ponerte en acción?
A veces esta aversión al fracaso es condicionado por experiencias que ya hemos vivido, e inundan nuestro presente. Si seguimos así no podremos ver con claridad qué viene en el futuro. Por ello debemos formarnos la voluntad de superar este miedo.
Cuando has perdido mucho, también has ganado mucha experiencia; así serás más inteligente y sabrás detectar amenazas y condiciones no muy favorables para continuar. Pero ojo, para lograr esta actitud es importante que aprendas de tu error, y no que lo dejes pasar, es decir, es importante sufrir la pérdida para comprender qué fue lo que te llevó a ello, por qué era importante para ti y quién serás después de esto.
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