Bolsa de valores

Si te interesan las inversiones es obligatorio que conozcas este término, ¿por qué?, bueno porque manejar un portafolio te permitirá minimizar los riesgos de pérdida en tus acciones. Es importante que a la hora de invertir tengas bien claro cuál es tu dirección. Recuerda, la inversión se hace con la cabeza fría, así que esta estrategia puede serte realmente útil. 

Ahora bien, un portafolio es el conjunto de instrumentos de inversión que manejas, es decir, los medios por los cuales inviertes tu dinero, tales como acciones, bonos, inmuebles y demás. Estos portafolios puedes elaborarlos de forma directa o bien puedes apoyarte de un fondo de inversión, lo que te parezca mejor de acuerdo a tu perfil.

Eso sí, como inversionista es de suma importancia que busques varias estrategias para hacer más dinero, y para ello armar un portafolio es la mejor opción, pues te permitirá tener más orden y estructurar mejor tus proyecciones.

¿Alguna vez has pensado que el negocio de prestar dinero es muy buen negocio? Todos vemos a los bancos y pues no les va nada mal que digamos. Pero, ¿qué pasaría si tú te pudieras convertir en una especie de banco? Sí, es decir, ¿que pudieras financiar a personas o proyectos y obtener un rendimiento a cambio?

¿Suena padre no? ¿Te interesa?

Pues las plataformas de crowdlending hacen esto posible. Aquí te explico cómo invertir.

El crowdlending es cuando una persona o proyecto necesita dinero y en vez de pedir prestado a una institución financiera lo hace a un grupo de personas organizadas por medio de plataformas en internet.

Esto se hace con una tasa de interés y plazo previamente definidos, así que, si tú eres de los que está invirtiendo, tendrás un estimado de cuánto ganarás y en qué tiempo te pagarán desde el principio.

Existen dos tipos de crowdlending: financiamiento a personas o a empresas

• Cuando financias directamente a una persona (también llamado peer-to-peer lending), en la plataforma se detalla para qué usará el dinero, puede ser desde para remodelar una casa hasta para pagar la luna de miel.
• Si decides financiar una empresa, de igual forma las plataformas suelen detallar a qué se dedican y cuál es el objetivo del financiamiento. Pueden pedir el dinero porque necesitan liquidez o para comprar nueva maquinaria y expandir sus operaciones.

¡Ojo!, el crowdlending, como cualquier inversión, conlleva riesgo y requiere que tomes las siguientes consideraciones:

Identifica bien las condiciones del proyecto, es decir, para qué se utilizará el dinero, el plazo en que te pagarán y la tasa de rendimiento que te darán. Es importante conocer bien en dónde estás metiendo tu dinero. No es lo mismo prestarle a alguien para que pague su tarjeta que a una empresa que busca crecer.

Revisa las comisiones, ya que normalmente se te cobra algo al invertir en estas plataformas. Busca una comisión que sea atractiva.

Investiga la seriedad de la plataforma, checa sus contratos mercantiles y las condiciones en las que avalan tu inversión y quizás que tenga socios estratégicos de renombre.

Así que ya sabes, el crowdlending es una de las formas más innovadoras de invertir, su mercado está creciendo a ritmos de 200 % anual. Ya sea si es por qué quieres invertir y poner tu dinero a trabajar o por que necesitas financiar tu proyecto, aprovecha las plataformas de crowdlending.

¿Cuántas veces en la vida has tenido que tomar una decisión?, ¿qué has perdido de ello?, ¿qué has ganado?

Hoy quiero trasladar esta situación al ámbito financiero con un concepto específico: el costo de oportunidad.

En el día a día una persona toma cientos de decisiones en las que intervienen los costos de oportunidad, de forma consciente o inconsciente. Pero, ¿qué son estos? A grandes rasgos, estos implican el valor de la alternativa que descartamos al tomar una decisión, incluyendo los beneficios, es decir, cuánto nos cuestan todos los recursos que no nos llegarán y cómo nos impacta perder esta oportunidad.

¿Te suena familiar?, ¡claro! Es muy común enfrentarse a este tipo de decisiones, ya sea en el trabajo, en nuestras relaciones, e incluso en cómo administramos nuestro dinero. 

Pensar el costo de oportunidad es una buena forma de evaluar nuestras inversiones, principalmente cuando no tenemos suficientes recursos, porque nos permite hacer estimaciones prácticas sobre nuestro manejo de capital. ¿Qué nos conviene, y podemos, hacer ahora?

Por ejemplo, imagina que estás a punto de realizar una inversión, y no sabes si colocar tu ahorro en una propiedad para rentar o en iniciar un negocio que desde hace tiempo deseas emprender. Obviamente antes de tomar la decisión tendrás que meditar cuál te traerá mayor beneficio acorde con tus planes, ¡esta elección supone un costo de oportunidad!

¡Ojo! Invertir es un compromiso donde no hay vuelta atrás, así que analiza bien cómo moverás tu dinero para hacer que te rinda de la mejor manera.

En los momentos más complicados para la economía es donde se dan las mejores oportunidades, pero ¡ojo!, para aprovecharlas debes saber identificarlas y estar preparado para capitalizarlas. Así que hoy quiero platicarte de dos características que tienen estas buenas inversiones en momentos de turbulencia.

1. Durante las crisis es posible que hagas una inversión, es decir compres un activo, a descuento. Acordémonos que en momentos de recesión la gente tiene menos dinero, por lo tanto hay menos inversionistas, lo que hace que la demanda por este tipo de activos baje pero la oferta se mantenga estable, esto significa que los precios de muchos activos caerán; por ejemplo, si alguien está tratando de vender un inmueble porque necesita liquidez para hacer frente a algún problema que tiene y nota que no hay mercado de compradores, es decir, que no hay demanda, pues tendrá que bajar el precio para poder liquidar sus pendientes. Es ahí donde tú apareces si estás preparado, recuerda que las oportunidades se le presentan a los que están listos para tomarlas.

2. Es importante reconocer si esta inversión va acorde a tu perfil de inversión, pues de nada sirve que, por ejemplo, compres un activo a descuento cuyo valor se incrementará en un plazo de dos a tres años, si lo que necesitas es tener la lana en seis meses. Hay que ser inteligentes en nuestros movimientos, por ello una inversión debe ir acorde a tu perfil, que recordemos se compone de: plazo; necesidad de liquidez; el riesgo que estás dispuesto a enfrentar, no por estar en descuento implica poco riesgo; el rendimiento que estás esperando y qué tanto le quieres dedicar a trabajar para su rendimiento. 

Aprovecha las oportunidades, haz de este activo de oportunidad un medio para obtener las mejores ganancias.

Muchos jóvenes me han preguntado en qué pueden empezar a invertir, así que déjame decirte algo, primero que nada, si estás interesado en ello, ¡FELICIDADES! Ya has dado el primer paso para poner a trabajar tu dinero, y lo haces en una muy buena etapa, te platico porqué. En estos momentos de tu vida hay dos grandes inversiones que puedes hacer: una a nivel personal y la otra a nivel financiero.

Empecemos por el ámbito personal. Te recomiendo que desarrolles tus siete activos invisibles, los cuales son:

1. Descubrir tus dones: Identifica en qué eres bueno.

2. Desarrollar tu conocimiento en diversos temas: ¡Aprende de todo! Metete a cursos, échate libros sobre todo, entra a comités y toma clases extra.

3. Conocer a gente: Las relaciones son muy importantes. Procura expandir tu círculo social para conocer gente de distintas carreras y mentalidades.

4. Tener una actitud positiva: Lo negativo te limita, encuentra el lado bueno de las cosas aún cuando lo veas difícil, esto te motivará a alcanzar tus metas.

5. Trabajar en tu salud física y mental: Debes empezar a cuidar de ambas, hacerlo te ayudará tanto en tu vida personal como en lo académico y laboral.

6. Encontrar tus pasiones: Averigua qué te gusta hacer, qué da sentido a tu vida.

7. Aprender a invertir tu tiempo: A tu alrededor encontrarás muchas distracciones, pero debes definir tus prioridades y organizar tu tiempo para crecer y desarrollar todos estos activos.

En cuanto a las inversiones financieras, puedes comenzar emprendiendo un negocio, probablemente al analizar los siete activos invisibles quizás se te ocurra alguna buena idea que puedas capitalizar con tus dones, conocimientos y relaciones. Ahora es cuando debes cometer errores, porque aprenderás mucho, y créeme que nadie podrá igualar el valor de estas lecciones de vida. ¿Pero cómo comenzar un negocio? Bueno, piensa en algún proyecto que no requiera mucho dinero y que puedas llevarlo a la par de tu vida estudiantil. Si lo ves muy complicado puedes probar invirtiendo en CETES, familiarízate con cómo funcionan y para qué sirven, así comenzarás a agarrar experiencia.

¡No necesitas mucho dinero para invertir! Solo las ganas de aprender y hacer crecer tu patrimonio.

Hoy quiero explicarte más sobre un concepto básico para las finanzas personales: el perfil de inversión.

Aunque no lo sepas, uno de los errores más comunes de quienes queremos invertir es no tener definido nuestro perfil de inversión; ¿a qué me refiero con esto?, sencillo, a que debemos evaluar correctamente nuestras oportunidades de inversión  y no tomar decisiones sin analizar previamente todo el panorama que implican. Es decir, hay que ser expertos en evaluar si estas oportunidades son las correctas para nosotros, y justamente para esto sirve tener claro tu perfil de inversión. 

Este concepto se constituye de cinco componentes: 

1. Plazo: A cuánto tiempo visualizas que termine esta inversión.

2. Liquidez: Es la capacidad de convertir en dinero tu inversión, o sea, tener tu efectivo de vuelta.

3. Riesgo: En qué medida puedes perder tu dinero, puede haber riesgo alto o bajo.

4. Rendimiento: Ganancia que le sacas a tu inversión.

5. Dedicación: ¿Qué tan dispuesto estás de dedicarte a la inversión? Puede que solo busques recibir rendimientos, o que pienses agarrar la tarea de vender o rentar una vez que obtengas una propiedad. ¿Cuál es tu plan?

Ahora, tomando en cuenta este perfil que has formado podrás determinar si la inversión es adecuada para ti. Recuerda, mientras más información tengas podrás tomar mejores decisiones. 

Constantemente me preguntan “¿en qué debería invertir?”, y he aconsejado al respecto. Pero ahora quiero decirte las señales que debes valorar antes de poner tu dinero en riesgo. 

Primero que nada, como en toda inversión debes estar seguro del coste y la probabilidad de pérdida; y ya habiendo hecho las paces con lo que eso implica hay que reconocer si al querer invertir experimentas alguna de las siguientes situaciones:

1. No sabes con claridad qué implica la inversión: el objetivo, los riesgos, los costes y tiempo de liquidez.
2. La inversión en la institución se maneja exclusivamente mediante un intermediario que te cobra una pequeña comisión.
3. Te venden la idea de hacer una inversión “sin costo”, “privada”, “no traspasable”, “inteligente” o “sin riesgo”.

Cuando identificas estas situaciones previo a realizar una inversión, es mejor que NO INVIERTAS. Sé inteligente e investiga bien de qué trata, no te vayas con la primera “gran oportunidad” que te pongan enfrente, en el dinero siempre es mejor tomar decisiones con la cabeza fría.

Los bienes raíces en México son una oportunidad de inversión interesante cuando se trata de proteger tu dinero durante una recesión.

Inclusive durante la Gran Recesión del 2008, cuyo epicentro fue la industria inmobiliaria estadounidense, el sector de los bienes raíces en México demostró su fortaleza. Chécate unos datos:

• Durante esta crisis, las ventas inmobiliarias en Estados Unidos cayeron un 32 %.
• Las propiedades estadounidenses perdieron un 52 % su valor.
• En México las ventas cayeron un 16 %.
• Las propiedades mexicanas no perdieron valor, sino que ganaron un 5 %, de acuerdo con la Sociedad Hipotecaria Federal.

¿Por qué será?, ¿qué tiene de especial esta industria en México?

Primero, hay que entender que la crisis en Estados Unidos se dio principalmente por un otorgamiento desmedido de préstamos hipotecarios, lo cual ocasionó una burbuja en los precios de las propiedades. Acá en México se cuenta con una regulación hipotecaria mucho más robusta y estricta, no hay créditos subprime como con nuestro vecino del norte, es decir, aquí se le presta solo a quien puede pagar. Además, la penetración de créditos hipotecarios en México apenas representa un 11 % sobre el PIB, mientras que en Estados Unidos es del 70 %.

Aunado a esto, el hecho de que México es un país en pleno desarrollo agrega ventajas que a futuro pueden proteger una inversión inmobiliaria durante una recesión. Aquí te doy tres:

1. La alta migración hacia las ciudades: Se espera que, dentro de los próximos 10 años, al menos el 75 % de la población vivirá en zonas metropolitanas, empujando así la demanda por viviendas. Tal es el caso de Guadalajara donde en los últimos 10 años las propiedades han aumentado su valor en promedio un 27 % anual.

2. Los jóvenes impulsarán vivienda vertical: Actualmente la mitad de la población tiene menos de 30 años, lo que creará en el futuro próximo una demanda interesante por nuevos tipos de vivienda.

3. Una mayor disponibilidad de créditos: La Asociación de Bancos de México busca que para el 2025 se dupliquen los créditos hipotecarios disponibles para los mexicanos a través de nuevos productos financieros. Facilitando que más gente pueda adquirir una propiedad.

Mira pongamos un ejemplo:

¿Qué habría pasado si en la plena crisis del 2009 hubieras invertido en la bolsa mexicana de valores un millón de pesos?

Bueno, pues tu ROI, o retorno a la inversión, después de 10 años sería cerca del 65 %. En cambio, si con ese dinero hubieras comprado una propiedad en una zona de plusvalía promedio, tu ROI sería del 112 % después de 10 años. Y en zonas de plusvalía alta, como Riviera Maya, Riviera Nayarit, Nuevo León, CDMX y Guadalajara, ¡el incremento habría sido del 445 %!

¡Acuérdate!, más vale inversión en mano, que dinero volando.

Los bienes raíces son las inversiones favoritas de muchos, quizás sea porque difícilmente pierden valor, porque son un bien físico que puedes utilizar o habitar, o porque al rentarse te generan flujo de efectivo. Lo cierto es que, como cualquier otra inversión, su rendimiento o ganancia se debe medir, ¿para qué?, ¡pues, principalmente para poderla escoger!

Sí, para escoger BIEN una inversión debemos comparar su relación riesgo/beneficio:

¿Meto mi dinero en un negocio o en un local comercial?, ¿en un departamento o en un fondo?

O bien, si tu decisión ya está hecha y te inclinas por bienes raíces quizás te preguntes: 

¿Departamento A o departamento B?, ¿local comercial A o departamento A?

Para tomar este tipo de decisiones medimos, punto.

Al medir la ganancia en una inversión inmobiliaria nos topamos con dos conceptos básicos: plusvalía y flujo de rentas, veamos qué son.

La plusvalía es el aumento en el precio de una propiedad. Es decir, tú compras un local a un millón y esperas que en unos años aumente a un millón y medio, tan, tan, sencillo. Quizás medir la plusvalía ganada a la fecha no sea tan complicado, puede que revises el historial de transacciones de la propiedad o de algunas similares o comparables; sin embargo, buscar proyectar la plusvalía futura es otro tema. Esta parte es más compleja y difícil de predecir.

¿Qué afectará la plusvalía de una propiedad?

Diferentes cosas: estado y mantenimiento de la construcción, el desarrollo y crecimiento de la ciudad, lo atractivo de la zona, el mercado inmobiliario, la situación económica del país… finalmente todo es oferta y demanda.

Es el segundo factor sobre el cual quisiera profundizar: el flujo de rentas. Si tú inviertes en un bien raíz con el objetivo de rentarlo y ganar flujo de dinero mes a mes, debes conocer LA HERRAMIENTA por excelencia que te ayuda a medir la ganancia esperada: el Cap rate, o la tasa de capitalización.

El Cap rate es un indicador que se expresa como porcentaje anual y nos dice la ganancia neta esperada en el año, proporcional al costo de la propiedad. La fórmula para calcularlo es sencilla:

 Cap rate: Ingreso operativo neto anual / valor de la propiedad

El ingreso operativo neto de una propiedad se obtiene sumando todos los ingresos que generaría una propiedad y restando todos los gastos que llevará generar ese ingreso, todo de forma anual. Los ingresos podrían ser: rentas a un inquilino, rentas en plataformas de hospedaje, eventos. Los gastos podrían ser: mantenimiento y reparaciones, servicios, impuestos, depreciación.

El Cap rate es fundamental para comparar inversiones inmobiliarias. Te doy un ejemplo:

Departamento A:

Ingreso anual total: $264 000 por rentas

-Gasto anual total: $50 000 incluye mantenimiento, servicios e impuestos

Ingreso operativo neto: $214 000

/ Valor de la propiedad: $3 500 000

Cap rate: 6.1%

Departamento B

Ingreso anual total: $180 000 por rentas

-Gasto anual total: $32 000 incluye mantenimiento, servicios e impuestos

Ingreso operativo neto: $148 000

/ Valor de la propiedad: $2 900 000

Cap rate: 5.1%

De acuerdo con los cap rates, el departamento A te daría un mayor rendimiento por tu dinero.

Ya que conoces este indicador, te reto a que salgas a la calle a evaluar propiedades y encuentres la que más te convenga.

Ojo, este indicador es solo un factor dentro de las múltiples variables a analizar dentro de una inversión inmobiliaria… ¡De qué te sirve un buen Cap rate si no encuentras inquilino!

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Hoy te quiero hablar sobre el concepto financiero más importante: El interés compuesto.

Muchas veces cuando pensamos en deudas, nos aterra la idea de que, si no pagamos lo que debemos cada mes, tendremos que pagar intereses, y luego más intereses, y luego los intereses generan intereses y así se hace una bola de nieve que termina por comerse nuestro dinero. ¿Triste historia no? Este es el lado oscuro del interés compuesto.

Pero ¿qué pasaría si te digo que puedes estar del lado bueno de esta historia? Sí, el interés compuesto también tiene su lado positivo. Imagínate recibir intereses sobre intereses por una inversión, y que poco a poco se haga una bola de nieve, solo que esta vez para sumarte dinero y no para quitártelo. Bienvenido al interés compuesto en las inversiones.

¿Y cómo lo conseguimos?

Aplicar el interés compuesto en una inversión no es otra cosa que primero invertir tu dinero, en dónde quieras: en el banco, en bienes raíces, en una empresa, en CETEs, en un pagaré, en donde tú quieras (que te dé ganancias claro) y después, reinvertir estas ganancias junto con tu dinero inicial. ¡Sí, volver a meter todo! lo que ganaste más lo que tenías en un inicio, esta es la clave: REINVERTIR.

Así se ve la diferencia entre solamente invertir tu dinero contra el reinvertir de forma compuesta:

Sí, al principio no se ve gran diferencia, pero ¿qué me dices en el largo plazo?, las ganancias acumulan más ganancias.

Aquí va otro ejemplo para que amarre:

¿Qué preferirías?, ¿que te diera 1 millón de pesos hoy o que te diera 1 centavo hoy y te doblara esta cantidad cada día por 30 días? ¿Tentador el millón verdad?

Bueno, si escoges el millón, después de 30 días, seguirás teniendo ese millón, o quizás menos si no te los gastaste. Pero si escogiste la opción dos, hoy quizás tengas 1 centavo, y mañana 2, y pasado mañana 4, pero dentro de 30 días tendrías más de 10 millones de pesos. Justo así es como funcionan los crecimientos exponenciales cuando invertimos de forma compuesta. Pero ojo, como vimos en la gráfica, ¡un componente importante de las inversiones compuestas es el TIEMPO!

Grandes resultados se consiguen en el largo plazo, es por esto por lo que digo que entre más temprano en nuestra vida empecemos a invertir, mejor. Sí, este es un mensaje importante para los jóvenes.

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